Entre Amigos

ECONOMÍA AUTODESTRUCTIVA

Cuando se toca el tema económico desde la perspectiva de la religión la conversación rápidamente se polariza. Por un lado, en la tradición cristiana existe la responsabilidad social de una economía que se preocupa por los pobres. Por otro, las ideas de productividad capitalista como expresión práctica de una fe cristiana militante. Y ahora, en las últimas décadas, las esperanzas mal emplazadas de la prosperidad material prometida desde plataformas neocarismáticas, donde la crítica al sistema económico es impensable. Los pocos que se atreven a criticar el sistema económico como desprovisto de ética, compasión y menos aún de alguna virtud cristiana suelen ser mal vistos. Hace algún tiempo, Malcolm Brown, uno de los asesores de la Iglesia Anglicana, publico una advertencia en The Guardian, donde asegura que sin valores éticos el sistema económico mundial se autodestruirá. Al parecer, incluso el padre de la economía de mercado, Adam Smith, años antes de escribir su tratado Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones escribió el tratado de ética Teoría de los sentimientos morales. Quizás, Smith estaba implicando que ciertos valores de responsabilidad social deberían informar a la economía. En el evangelio, lo que creemos acerca de Dios se materializa en nuestra relación con el prójimo y con el mundo que nos rodea. Así que, lo creemos define nuestra actitud hacia el dinero, cómo y cuánto ganamos y cómo y en quién gastamos.

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