This site uses cookies to provide you with more responsive and personalized service and to collect certain information about your use of the site. You can change your cookie settings through your browser. If you continue without changing your settings, you agree to our use of cookies. See our Privacy Policy for more information.
3 de julio del 2022 | Proverbios 1:8–9
La mayoría de nosotros preferimos cursos de acción claros y garantizados. Nos gusta pensar que, si cumplimos con todas las leyes de tránsito, no tendremos un accidente automovilístico; si invertimos sabiamente nuestro dinero, tendremos una jubilación cómoda; o, si les decimos todas las cosas correctas a nuestros hijos, les irá bien. Sin embargo, también nos damos cuenta de que la vida no funciona de esa manera. A veces, los conductores ebrios se pasan los semáforos en rojo y destruyen vidas inocentes. A veces, el mercado de valores se hunde y acaba con tu fondo de retiro. Y a veces los niños deciden seguir su propio camino, sin importar qué tan bien los criaron sus padres.
El mayor desafío para Proverbios es entender que está enseñando principios no haciendo promesas. Puede parecer que Proverbios promete que escuchar a nuestros padres garantizará el resultado deseado. Por eso creemos que, si seguimos los consejos sabios del libro, obtendremos estos beneficios. Cuando algo malo ocurre, podemos sentir que Dios no ha cumplido Su palabra. Los libros de Job y Eclesiastés luchan con esta misma pregunta.
Pero Proverbios nos está dando principios, no promesas. Se nos advierte que es mejor ser sabio que necio y eso es cierto. La mayoría de las veces, el trabajo duro lleva al éxito y el orgullo causa nuestra caída. Pero, en el contexto de esta vida terrenal, vemos excepciones. Conocemos personas que han trabajado duro toda su vida y nunca han tenido éxito. En el Nuevo Testamento, el fiel servicio de Juan el Bautista termina en su muerte. Asimismo, al creyente no se le garantiza un buen resultado en esta vida. Es útil leer Proverbios en el contexto de toda la Biblia; muchas de estas promesas se realizarán en la próxima vida, donde moraremos para siempre como hijos adoptivos de Dios.
|
|
|
|
POR RUSSELL MEEK |
|
Russell Meek enseña Antiguo Testamento y Hermenéutica en Moody Theological Seminary. Es columnista de la revista Fathom y escribe prolíficamente, tanto para lectores laicos como académicos, sobre temas de la vida cristiana basados en el Antiguo Testamento. El, su esposa y sus tres hijos viven en el norte del estado norteamericano de Idaho, donde disfruta de la jardinería, la cocina y la naturaleza. |