This site uses cookies to provide you with more responsive and personalized service and to collect certain information about your use of the site. You can change your cookie settings through your browser. If you continue without changing your settings, you agree to our use of cookies. See our Privacy Policy for more information.
20 de julio del 2022 | Proverbios 6:20–35
Quizá hayas escuchado el conocido proverbio: “la repetición es la madre del aprendizaje”. El libro de Proverbios modela el principio de repetición volviendo al mismo tema repetidamente, diciendo lo mismo de diferentes maneras y abordando el mismo tema desde varios ángulos.
Anteriormente en este estudio discutimos el consejo de Salomón para cultivar y proteger la relación matrimonial. En el pasaje de hoy, Salomón vuelve al tema de las relaciones, esta vez desarrollando más plenamente los peligros del adulterio. Aquí no se menciona al cónyuge del hijo o lo que la infidelidad podría hacer en su relación. Más bien, el enfoque está en el esposo cuya esposa comete adulterio y la destrucción que traerá este pecado. De nuevo, mientras que el pasaje menciona a una mujer adúltera, los principios se aplican igualmente a los hombres adúlteros.
Desde el punto de vista de Dios, la infidelidad con una persona casada no es simplemente una cuestión de sexo entre adultos que consienten, o incluso sexo a cambio de dinero (v. 26). Además, tal sexo ilícito tampoco es simplemente una cuestión de tomar lo que uno necesita, como lo haría un ladrón (vv. 30–33). Más bien, el adulterio golpea el corazón del vínculo más sagrado de confianza en la sociedad humana; destruye la sociedad desde sus mismas raíces.
Salomón dice que acostarse con una mujer casada es invitar insensatamente a un gran daño: “cualquiera que la toque no quedará sin castigo” (v. 29 LBLA). Y no hay nadie a quien culpar sino a uno mismo. Es una tontería del más alto nivel que invita a una retribución feroz. Salomón tomó Éxodo 20:14, “No cometerás adulterio”, y expresó las terribles consecuencias de quebrantar el mandamiento de Dios.
|
|
|
|
POR RUSSELL MEEK |
|
Russell Meek enseña Antiguo Testamento y Hermenéutica en Moody Theological Seminary. Es columnista de la revista Fathom y escribe prolíficamente, tanto para lectores laicos como académicos, sobre temas de la vida cristiana basados en el Antiguo Testamento. El, su esposa y sus tres hijos viven en el norte del estado norteamericano de Idaho, donde disfruta de la jardinería, la cocina y la naturaleza. |