This site uses cookies to provide you with more responsive and personalized service and to collect certain information about your use of the site. You can change your cookie settings through your browser. If you continue without changing your settings, you agree to our use of cookies. See our Privacy Policy for more information.
14 de Agosto del 2021 | Oseas 6:4–6
Nuestros hijos tienen 9 y 12 años, y un aspecto de la paternidad que actualmente requiere de mucha paciencia es recordarles (una y otra y otra vez) que limpien sus habitaciones. Demasiados sábados se quejan del tiempo que tardan. Saben que no sería un gran trabajo si mantuvieran las cosas ordenadas durante toda la semana. Entienden las instrucciones. Hemos practicado estrategias para el cambio. Incluso han prometido un nuevo comportamiento, repetidamente. Sin embargo, muchos sábados volvemos a la misma conversación frustrante.
Estoy segura de que no soy la única madre que puede leer su propia experiencia en la exasperación de Dios con Israel en Oseas 6:4–6. No soy la única que ha expresado alguna versión de “si te lo he dicho una vez, te lo he dicho mil veces”. En estos versículos, Dios respondió a la invitación de Oseas (6:1–3) con un lamento. “¿Qué voy a hacer contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? (v. 4). En realidad, no es que Dios se haya quedado sin ideas. No se rascaba la cabeza confundido. Más bien, estaba expresando Su pesar por la insensata dureza de corazón de Su pueblo.
Describió Su inconsistencia con más metáforas. Su amor era como la “nube matutina” y el “rocío que temprano se evapora” (v. 4). El pueblo de Dios conocía Sus expectativas. Entendieron la ley y su intención. Habían escuchado la historia de la fidelidad de Dios. Incluso ofrecieron sacrificios (v. 6). Si Dios se los había dicho una vez, se los había dicho mil veces. Sin embargo, su devoción todavía estaba dividida.
Oseas 6:4–6 subraya la naturaleza del verdadero avivamiento al que Oseas había llamado al pueblo. Debe resultar en un cambio profundo y duradero, tanto en las creencias como en el comportamiento. Dios desea nuestro amor leal.
|
|
|
|
POR KELLI WORRALL |
|
Kelli Worrall es profesora de comunicación y catedrática en el departamento de Música, Artes y Medios del Instituto Bíblico Moody. Es autora de dos libros, uno junto a su esposo Peter. Es graduada de Cedarville University (BA), con estudios de postgrado enTrinity Evangelical Divinity School (MRE) y Roosevelt University (MFA). Ella y su esposo son conferencistas regulares en eventos y retiros. Viven en el noroeste de Illinois con sus dos hijos. |